Saludos a todos los entusiastas culinarios. En esta ocasión, me complace presentarles una refinada receta para elaborar una exquisita tortilla esponjosa de huevo, enriquecida con la suavidad de la leche y la indulgencia de la mantequilla. Inspirada en una preparación similar de mi época en el jardín de infantes, esta opción de desayuno se distingue por su textura esponjosa, altura imponente y elasticidad única.
Lo bueno de esta receta es que no necesitas ser un chef profesional para lograr una tortilla deliciosa. Con ingredientes simples y un poquito de paciencia mientras se cocina en el horno, tendrás un desayuno que te va a hacer sentir como en casa.
Ingredientes tortilla esponjosa de huevos:
- 8 unidades de huevo
- 400 ml de leche
- Aproximadamente 10 g de mantequilla para engrasar
Procedimiento:
Precaliente el horno a la temperatura deseada.
En un plato hondo, rompa los 8 huevos, asegurándose de pesarlos para lograr la proporción ideal de leche. En este caso, utilizo huevos de categoría C1 que totalizan aproximadamente 400 gramos.
Pese la misma cantidad de leche para asegurar la armonía en la mezcla. En caso de no contar con una báscula, utilice aproximadamente 50-55 mililitros de leche por huevo.
Vierta los huevos en un tazón, añada la leche y una pizca de sal. Mezcle los ingredientes de manera homogénea, evitando batir la mezcla.
Seleccione un molde que permita obtener una tortilla con una altura de tres a tres centímetros y medio. Engrase el molde de cristal con una porción de mantequilla.
Vierta la mezcla de huevos y leche en el molde preparado.
Coloque la tortilla en el horno precalentado y hornee a 190 grados durante 40 a 45 minutos. Durante el proceso de horneado, la tortilla experimentará un aumento en su altura, aunque posteriormente se asentará ligeramente.
Permita que la tortilla se enfríe brevemente antes de cortarla en porciones, disfrutando así de su esponjosidad y sabor irresistibles.
Lo chévere de esta tortilla es que no solo es fácil de hacer, sino que también es super versátil. Puedes disfrutarla tal cual, o si te provoca, le puedes agregar hierbas frescas o un poquito de queso derretido. ¡Las posibilidades son infinitas!
